viernes, 2 de septiembre de 2011

BNC reitera su posición sobre el tema "Septiembre"

Publicado el 8 de agosto de 2011 por el Comité Nacional BDS Palestino

En medio del debate sobre iniciativas diplomáticas palestinas dirigidas a garantizar la composición de "Palestina" en las Naciones Unidas, muchas preguntas legítimas sobre las estrategias y tácticas han surgido entre la gente de conciencia en todo el mundo que apoyan la libertad, la justicia y la igualdad para el pueblo palestino. Al igual que en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, los grupos de solidaridad con Palestina y activistas están convencidos, como nosotros, que sólo una forma concertada, eficaz y sostenida de solidaridad, especialmente en forma de boicot, desinversión y sanciones (BDS), puede obligar a que Israel sea responsable de sus obligaciones en virtud del derecho internacional y encaminarle a la realización integral de los derechos palestinos.

El Comité Nacional BDS Palestino (BNC), la mayor coalición de la sociedad civil palestina, reitera y explica debajo los grandes principios que han conformado su posición sobre este asunto, tal como se expresa en nuestra declaración emitida el 1 de junio de 2011.

(1) Autodeterminación

El más fundamental, el derecho inalienable del pueblo de Palestina es el derecho a la autodeterminación. El fin de la ocupación es uno de los pilares en el ejercicio de ese derecho. El derecho a la libre determinación, que en el caso de los palestinos está representado por la Organización de Liberación Palestina (OLP), se define comúnmente como el derecho de "todos los pueblos ... a determinar libremente, sin injerencias externas, su condición política y a realizar su desarrollo económico, social y cultural."[1] Se trata de un derecho que poseen todos los palestinos, independientemente de su ubicación actual, en virtud del derecho internacional y los principios de la soberanía popular y la democracia. Todos los palestinos, incluyendo a los refugiados en el Shatat (diáspora) y los ciudadanos palestinos de Israel, tienen derecho a participar y ser representados -en la ONU y en otras partes- por una OLP democrática, que determine la situación política y persiga el desarrollo económico, social y cultural de todo el pueblo palestino.

Como mínimo, el ejercicio del derecho a la libre determinación de todos los palestinos implica:
  1. Terminar con la ocupación de Israel y la colonización de todos los territorios árabes ocupados en 1967;
  2. Respeto al derecho de igualdad de los ciudadanos palestinos de Israel, terminar con el sistema israelí de discriminación racial institucionalizada y legalizada (que se ajusta a la definición de la ONU sobre el apartheid), y
  3. Respetar y facilitar la aplicación de la resoluciones de la ONU sobre el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares y tierras de las que fueron expulsados.

(2) la OLP

Hasta que el pueblo palestino ejerza su derecho a la autodeterminación, la OLP sigue siendo el único representante legítimo que representa a todos los palestinos en la ONU y en otros foros internacionales, regionales y multinacionales. Ninguna otra alternativa será aceptada por la gran mayoría del pueblo palestino.

(3) La complicidad y la rendición de cuentas

Los estados que han reconocido el derecho de los palestinos a tener un estado están aún más obligado a poner fin a su complicidad en el mantenimiento, encubrimiento o incluso fortalecimiento con el régimen israelí de ocupación, colonialismo y apartheid contra el pueblo palestino. Los estados que ofrecen el reconocimiento de un estado palestino y continúan los negocios como de costumbre con Israel van más allá de la hipocresía ya que traicionan sus propias obligaciones legales y políticas básicas para terminar con las graves y persistentes violaciones de Israel del derecho internacional y los derechos de los palestinos.

[Extractos de un comunicado emitido por el Comité Nacional de BDS (BNC) en junio de 2011, la mayor coalición de la sociedad civil palestina]

Antes y después de septiembre: La lucha por los derechos palestinos deben intensificar

Este mes de septiembre se conmemorará el 20 aniversario del inicio del "proceso de paz" palestino-israelí, el cual es ampliamente reconocido como un fracaso total, por cualquier analista que sea objetivo. Este proceso de simulacro ha servido para encubrir la colonización intensiva de Israel de tierras palestinas, continuando con  la negación de derechos básicos palestinos y con la limpieza étnica gradual de los palestinos mientras, al mismo tiempo, se da una falsa impresión de paz. En este contexto, el BNC acoge con satisfacción el reconocimiento de la gran mayoría de los estados de todo el mundo respecto al derecho de los palestinos a tener un estado y la libertad de la ocupación israelí desde hace tiempo y no ser rehén de una sesgada y fanática diplomacia de EEUU en defensa del expansionismo israelí. Sin embargo, el reconocimiento de un Estado Palestino es claramente insuficiente, por sí mismo, en el logro de un verdadero fin de la ocupación israelí y el régimen colonial. Ni va a terminar con las décadas de antigüedad de un legalizado sistema de discriminación racial israelí, que se ajusta a la definición de la ONU del apartheid, ni va a permitir que los millones de refugiados palestinos regresen a sus hogares de origen de donde fueron arrancados y enviados violentamente al exilio.

El reconocimiento diplomático debe dar lugar a la protección del derecho inalienable a la libre determinación de todo el pueblo palestino representado por una democratizada e inclusiva OLP que represente no sólo los palestinos bajo la ocupación, sino también a los refugiados exiliados, la mayoría del pueblo palestino, así como a los ciudadanos discriminados de Israel. Para que vaya más allá del simbolismo, este reconocimiento debe ser el preludio de sanciones eficaces y sostenidas contra Israel para así lograr el pleno cumplimiento de sus obligaciones bajo el derecho internacional. Como se demostró en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, así como en las actuales luchas por la libertad y la justicia en la región árabe, los gobiernos del mundo no están en contra de un régimen manifiestamente ilegal e inmoral de opresión simplemente por razones éticas. Los intereses económicos y las dinámicas de poder hegemónico tienen mucho más peso en sus consideraciones. De hecho, el discurso militante y el belicismo del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, ante el Congreso de los EE.UU., junto con el último humillante repliege del presidente de EE.UU. Barack Obama a la voluntad de Israel, muestra sin lugar a dudas que alguien todavía se aferra a la esperanza e ilusión de que Washington sea capaz o esté dispuesto a contribuir a la construcción de una paz justa en nuestra región.

La lección clave de Sudáfrica es que, a fin de que los gobiernos del mundo pongan fin a su complicidad con las graves y persistentes violaciones de Israel de los derechos humanos y del derecho internacional, deben estar obligados a hacerlo a través del peso y la presión de los movimientos de base y otros componentes de la sociedad civil bien organizados. En este contexto, BDS ha demostrado ser la estrategia más potente y prometedora de la solidaridad internacional con el pueblo palestino en nuestra lucha por la autodeterminación, la libertad, la justicia y la igualdad.

A la luz de lo anterior, e inspirados por la voluntad y el poder de las personas que han dado lugar a la primavera árabe, la llamada del BNC se dirige a las personas de conciencia y de solidaridad internacional para continuar en la construcción de una masivo movimiento BDS en los EE.UU. y en otras partes de los países más poderosos del mundo, antes y después de septiembre. Sólo un movimiento de masas puede garantizar que cualquier reconocimiento diplomático sobre un estado palestino que se presente en septiembre en las Naciones Unidas haga avanzar en los derechos del pueblo palestino y aumente el aislamiento de Israel y de los cómplices de sus crímenes contra la ocupación, el colonialismo y el apartheid. Un movimiento de solidaridad de masas que pueda hacer que los funcionarios electos responsables ante su pueblo, especialmente en los EE.UU., en lugar de que un grupo de presión sionista sirva una agenda colonial y beligerante de Israel que entra directamente en conflicto con los intereses de los pueblos de estos países, es la única esperanza para una paz integral y sostenible basada en la justicia.


[1] Declaración de Principios de derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas: Asamblea General Resolución 2625 (XXV) de 24 de octubre de 1970.

Enlace: http://www.bdsmovement.net/2011/bnc-reiterates-its-position-on-september-7794