Recogido del debate: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/04/17/eldebate/1334681292_822398.html
José Luís Villegas:
Numerosos organismos internacionales y grupos de derechos humanos han criticado en los últimos años las arbitrarias detenciones administrativas de palestinos por parte de Israel. Esta medida permite los arrestos sin imputación ni juicio que pueden prolongarse indefinidamente. Lo que piden ahora un millar de presos palestinos son derechos elementales como la concesión de permisos de visita para los familiares de presos y la mejora de sus condiciones de vida como la atención sanitaria o la oportunidad de cursar estudios. Pero más allá de esta situación tan indigna, los presos claman contra la paralización del proceso de creación de un Estado palestino, un camino estancado una y mil veces. Cada cierto tiempo reaparece, pues, este conflicto eterno que no alcanzará una solución hasta que los palestinos no cuenten con un Estado propio. Una evidencia a los ojos de casi todo el mundo, salvo de Israel y de las grandes potencias. Mientras esa miopía perdure, la posibilidad de nuevas intifadas siempre estará abierta.Luz Gómez García:
Hace unos días, tuve la oportunidad de asistir en la Universidad de Columbia en Nueva York a una conferencia de Judith Butler y Angela Davis sobre las presas palestinas. A título ilustrativo, y dejando aparte lo que significa que dos iconos de la lucha por los derechos y las libertades civiles hablen de y por Palestina a la élite intelectual neoyorkina, me gustaría anotar aquí algunas de las cuestiones que se suscitaron:- La detención y el encarcelamiento son armas de la colonización israelí para deconstruir el sujeto político palestino y desposeerlo de su capacidad de resistencia. Más del 20% de la población de los Territorios Ocupados ha pasado por la cárcel, más del 40% en el caso de los varones; no hay familia palestina que no haya tenido a alguno de sus miembros en prisión.
- La cárcel no tiene otro fin que la represión. El objetivo de los interrogatorios no es recabar información, sino anular al individuo.
- La huelga de hambre de los presos palestinos obliga al carcelero a contar los días y a tomar conciencia del cuerpo del prisionero; afirma al individuo en su mismidad y por ello es un instrumento de lucha política.
- La nueva Intifada lleva dos años gestándose en las cárceles israelíes: de ellas han salido las iniciativas de reconciliación intrapalestinas y de ellas saldrá, como en 2000, el llamamiento a la nueva sublevación. Es poco menos que inevitable.
- En la cárcel está el Nelson Mandela que necesita Palestina: Marwan Barghouti, capaz de conciliar a las bases de Fatah y Hamas. Barghouti es visto con reticencia por las cúpulas de ambas organizaciones.
- Racismo y colonialismo se mezclan en el proyecto de dominación israelí. El nombre de esta realidad política es apartheid.
- Contra el apartheid, la estrategia que se conoce y que ha dado resultado es el boicot internacional (político, económico, cultural, deportivo, académico), las sanciones económicas y la desinversión. La campaña de BDS lanzada por la sociedad civil palestina lleva trabajando en ello desde 2005. Como en el caso de Sudáfrica, es el mundo el que debe responder.
- La no violencia es una opción, no una imposición. Son los palestinos los que deciden las formas de resistencia que emplean. Barghouti ha llamado a la resistencia pacífica. Ésa puede ser la nueva forma de Intifada.