Aprovechando la ignorancia, la CCFP califica orgullosamente a Israel de «única democracia de la región» rodeada de Estados famosos por sus violaciones de los derechos humanos, pero sin aportar la menor solución a las violaciones de los derechos humanos por todas partes en Oriente Próximo. Por supuesto, la CCFP no reconoce las violaciones de los derechos humanos perpetradas todos los días por el Estado de Israel sobre los palestinos.
Uno de los fundadores de la CCFP, Steve Schnur, quiere que los artistas sepan «Qué es realmente Israel: la libertad, la democracia y los derechos humanos», pero la CCFP no reconoce que más de 30 leyes raciales discriminan a los palestinos y a cualquiera en el Estado a quien no se considere «judío»
La CCFP afirma que «el arte está por encima de la política», pero ella misma está fuertemente comprometida en una propaganda política por cuenta de un Estado de apartheid. El único artista conocido por formar parte del consejo consultivo de la CCFP es Idan Raichel, que se ha autoproclamado embajador cultural y ha declarado que «Debemos, por supuesto, considerarnos embajadores de Israel en el mundo, embajadores culturales, embajadores de la hasbara (programa de propaganda pro israelí), incluso en lo que concierne al conflicto político».
La CCFP aprovecha su influencia jerárquica en la industria del espectáculo para impedir que los artistas lleguen a la conclusión lógica: que un Estado que privilegia a ciertos ciudadanos basándose en una identidad racial y religiosa es un Estado de apartheid.
El asesor jurídico de la CCFP, David Renzer, se vanagloria de haber estado en el origen de la decisión de Macy Gray: «Uno de los principales mensajes que le dirigió fue: “Mire, Macy, usted no es una política, es una artista. Uno de los aspectos más bellos de un artista es que cuando actúa difunde un mensaje de amor, de paz y comprensión y de apertura y diálogo. Eso no se producirá si cancela su actuación». Renzer no establece una relación con los artistas palestinos que viven bajo el yugo militar israelí y no pueden difundir fácilmente un mensaje de paz, ni siquiera a pocas millas, sin topar con un tanque del ejército israelí, ni tampoco pueden asistir al concierto de Macy Gray. Los palestinos buscan la igualdad de los derechos y la justicia reclamando el boicot, desinversiones y sanciones, cualquiera que sea la actuación.
La CCFP, que pretende normalizar las «realizaciones culturales» de Israel mientras ignora sus actuales prácticas coloniales y su racismo estructural inherente, es una candidata idónea al boicot cultural. Como se señala en las directrices de la «Campaña palestina para el boicot universitario y cultural de Israel», cualquier acción «para dar otra imagen» dirigida especialmente a diluir, justificar, absolver o desviar la atención de la ocupación israelí y de las demás violaciones de los derechos de los palestinos y del derecho internacional, merece ser boicoteado por su complicidad al servicio de los objetivos del régimen colonial y de apartheid de Israel.
El boicot cultura a Israel, como elemento clave del movimiento BDS mundial, debe mantenerse hasta que Israel respete su obligación moral y jurídica de reconocer el derecho inalienable del pueblo palestino a la autodeterminación:
- Poniendo fin a su ocupación y su colonización de todas las tierras árabes y desmantelando el muro.
- Reconociendo los derechos fundamentales de los ciudadanos árabes-palestinos de Israel a una igualdad absoluta, y
- Respetando, protegiendo y promoviendo los derechos de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares y a recuperar sus bienes, como estipula la resolución 194 de las Naciones Unidas.
Traducido del inglés por JPP.
Fuente: http://www.info-palestine.net/article.php3?id_article=11382