"Mi salud se ha deteriorado hasta el extremo de que mi vida pende de un hilo. Mi cuerpo está en un gran estado de debilidad, pero soy paciente y sigo mi lucha. Mi mensaje es el siguiente: Lucharé hasta el final, hasta la última gota de agua de mi cuerpo, hasta el martirio; en esta batalla, convertirme en un mártir es un honor; mi martirio es una verdadera bomba en la confrontación con los tiranos y los carceleros, frente a la política racista de ocupación que trata de humillar a nuestro pueblo y que emplea contra nosotros todos los medios de opresión y represión.
Le digo a mi pueblo que soy más fuerte que el ejército de ocupación y sus leyes racistas. Yo, Samer Al-Assawi, hijo de Jerusalén, dicto mi última voluntad en caso de que yo caiga como un mártir; llevarás mi alma como un grito por todos los presos, mujeres y hombres, un grito por la libertad, por la emancipación y la salvación de aquellos que han experimentado la pesadilla de la cárcel y su terrible oscuridad.
Mi lucha no es sólo por la libertad individual. La batalla que empecé con mis heroicos compañeros, Tariq, Ayman y Ja'affar, es la batalla de todos, la batalla del pueblo palestino contra la ocupación y contra sus cárceles. Nuestro objetivo es alcanzar la libertad y la soberanía de nuestro país y liberar nuestra querida Jerusalén.
Los débiles latidos de mi corazón los debo a vuestra perseverancia. ¡Gracias a mi pueblo! Mis ojos, que poco a poco pierden la vista, reciben la luz de vuestra solidaridad y apoyo. Mi voz apenas audible, saca la fuerza de vuestra voz que es más fuerte que la voz del guardián y más alta que los muros.
Yo soy uno de vuestros hijos entre los miles de niños que están presos y se consumen ayunando en sus cárceles, esperando el fin de su calvario, de sus dolores y el sufrimiento de sus familias. Los médicos me dijeron que corría el riesgo de una crisis a causa de mi ritmo cardíaco, la falta de azúcar y mi presión arterial muy baja. Mi cuerpo está muy frío y los dolores constantes me impiden dormir. Pero, a pesar de la debilidad extrema y de los dolores de cabeza crónicos, cuando me muevo en mi silla trato de reunir todo mi corage para llegar hasta el final.
No hay vuelta atrás, sólo mi victoria está fundada en la ley, pues mi detención no tiene validez y es ilegal.
Saco toda mi fuerza de mi pueblo, de todas las personas libres en el mundo, así como de las familias de los presos que siguen clamando día y noche por la libertad y el fin de la ocupación.
No tengas miedo porque mi corazón empiece a detenerse; no tengas miedo porque mis manos se paralicen. Yo estoy vivo siempre, hoy y mañana y después de mi muerte, porque Jerusalén corre por mi sangre, mi devoción y mi fe.
Palestina, 16 / 2 / 2013.
Esta carta ha sido publicada por Haifa Libre, en árabe y en hebreo.
http://www.europalestine.com/spip.php?article8078
¡LIBERTAD PRESOS PALESTINOS!