lunes, 4 de agosto de 2014

Desenmascarando el argumento de la "autodefensa" de Israel. La operación en Gaza está orientada a mantener su ocupación ilegal

John Dugard, 31/7/2014.- Israel afirma que está actuando en Gaza en defensa propia, con lo que retrata a sí mismo como la víctima en el presente conflicto. El presidente Barack Obama y las dos cámaras del Congreso de EE.UU. han aprobado esta justificación para el uso de la fuerza. Pero, ¿es una evaluación precisa?

Gaza no es un estado independiente como el Líbano o Jordania. Israel acepta esto, pero en su lugar califica a Gaza como "entidad hostil", un concepto desconocido en el derecho internacional y que Israel no ha tratado de explicar.


Pero la situación de Gaza es clara. Es un territorio ocupado -parte del territorio palestino ocupado. En 2005 Israel retiró de Gaza a sus colonos y a las Fuerzas de Defensa de Israel, pero sigue manteniendo el control sobre ella, no sólo a través de las incursiones intermitentes hacia el interior y de los bombardeos sobre el territorio sino también en un efectivo control de los pasos terrestres hacia Gaza, de su espacio aéreo y aguas territoriales, y de la población registrada, determinando quién puede entrar y salir.

El control efectivo es la prueba de la ocupación. La Corte Internacional de Justicia ha confirmado recientemente esto en una disputa entre la República Democrática del Congo y Uganda. La presencia física de Israel en Gaza no es necesaria siempre que conserve el control y la autoridad efectiva sobre el territorio por otros medios. Ahora la tecnología moderna permite un control efectivo desde fuera del territorio ocupado, y esto es lo que Israel ha establecido.

El hecho de que Gaza permanezca ocupada es aceptado por las Naciones Unidas y por todos los estados, excepto, posiblemente, Israel.

Una ocupación ilegal


La ocupación militar o beligerante es un estado reconocido por el derecho internacional. De acuerdo a los términos de la IV Convención de Ginebra de 1949 -en los que Israel es parte- se permite a un estado ocupar un territorio adquirido en los conflictos armados en espera de un acuerdo de paz. Pero la ocupación debe ser temporal, y la potencia ocupante tiene la obligación de equilibrar la seguridad necesaria con el bienestar de las personas ocupadas. El castigo colectivo está terminantemente prohibido.

La ocupación de Gaza está ahora en su 47 año, e Israel es en gran parte responsable de la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre una solución pacífica. Por otra parte, Israel ha incumplido muchas de las disposiciones humanitarias contenidas en el IV Convenio de Ginebra, como resultado del asedio que ha impuesto a Gaza desde 2007. En resumen, Gaza no es sólo un territorio ocupado, es también un territorio ocupado ilegalmente.

La presente operación en Gaza -Operación Margen Protector-, por tanto, no debe considerarse como un acto de defensa propia por un Estado sometido a los actos de agresión por parte de un Estado extranjero o actor no estatal. Más bien, debería ser visto como la acción de una fuerza de ocupación dirigida a mantener su ocupación -la ocupación ilegal de Gaza. Israel no es la víctima. Es la potencia ocupante que utiliza la fuerza para mantener su ocupación ilegal.

La historia está repleta de ejemplos en que las potencias ocupantes usan la fuerza para mantener sus ocupaciones. El apartheid de Sudáfrica utilizó la fuerza contra el pueblo de Namibia; Alemania utilizó la fuerza contra el pueblo de Francia y los Países Bajos durante la Segunda Guerra Mundial.
Los cohetes lanzados por grupos palestinos desde Gaza por lo tanto deben ser interpretados como actos de resistencia de un pueblo ocupado y una afirmación de su derecho reconocido a la libre autodeterminación.

Antes de la retirada física de Israel de Gaza en 2005, los actos palestinos de la resistencia violenta se dirigieron a las fuerzas israelíes en el territorio. Esto fue durante la segunda intifada. Desde entonces, los militantes palestinos se han visto obligados a hacer su resistencia a la ocupación y al asedio ilegal de Gaza en el mismo Israel. La alternativa es no hacer nada, una vía que nunca ha existido en ninguna ocupación.

No es habitual que un pueblo ocupado haga su resistencia fuera del territorio ocupado. Pero también es raro que una potencia ocupante mantenga una ocupación brutal desde fuera del territorio. Cuando la potencia ocupante mantiene su estatus a través de la fuerza militar en el territorio ocupado por estos actos de resistencia en su propio territorio, como ha hecho Israel, actúa como ejecutor de una ocupación -no como un estado que actúa en defensa propia.

La falta de rendición de cuentas

Un estado tratando de imponer su ocupación, como un estado que actúa en defensa propia, deben respetar el Derecho Internacional Humanitario. Esto incluye el respeto del principio de proporcionalidad, el respeto a la población civil y el diseño de una distinción entre objetivos militares y civiles, y la prohibición de los castigos colectivos. Tanto Israel como los militantes palestinos están obligados a actuar dentro de los límites de estas reglas.

Lamentablemente, Israel se encuentra en violación de estos tres principios básicos. Su acción es un castigo colectivo claro a la población de Gaza. El número de los muertos y heridos y los daños materiales causados en ellos son totalmente desproporcionadas con respecto a los pocos civiles muertos y heridos y daños de propiedades en Israel. También se desprende de su bombardeo de escuelas, hospitales y viviendas particulares que hacen que Israel haga poco, o ningún, intento en distinguir entre objetivos civiles y militares.

¿Qué se debe hacer? Las Naciones Unidas no tiene poder para actuar ante el veto EE.UU.. Esto impone un pesado lastre para que los Estados europeos utilicen su influencia para detener el derramamiento de sangre.

Igualmente, corresponde actuar a la Corte Penal Internacional. Palestina, reconocida como Estado por la Asamblea General de la ONU en 2012, ha aceptado la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. Bajo la presión de los EE.UU. y Europa, el fiscal de la Corte Penal Internacional se niega a responsabilizar a Israel de sus crímenes. La historia seguramente juzgará sin amabilidad, tanto al fiscal como a la institución que sirve, si no se hacen nada.

John Dugard es profesor emérito de derecho internacional en la Universidad de Leiden en los Países Bajos y el ex relator especial de la ONU sobre los Derechos Humanos en el territorio palestino ocupado.

Las opiniones expresadas en este artículo son del autor del mismo y no reflejan necesariamente la política editorial de Al Jazeera Latina.

Fuente: http://normanfinkelstein.com/2014/john-dugard-the-only-judicial-voice-of-intelligence-honesty-and-decency/