Lo acontecido durante los últimos diecinueve días en Palestina responde a un patrón archiconocido. Lo sorprendente es que haya gente que todavía comulgue con el discurso oficial, habiendo como hay, tantos indicios en su contra. Aquí presentamos algunos argumentos básicos para quienes todavía presentan dudas sobre el asunto.
- Cuando los palestinos, bien un comando o grupo armado, llevan a cabo alguna acción de resistencia reivindican inmediatamente su actuación. Para los palestinos eso es motivo de orgullo. Bueno, para ellos y me atrevería a decir que para cualquiera en su sano juicio ya que como escribe Michel Warchasky [1] en un artículo de apoyo a la parlamentaria Haneen Zoabi[2]: “..la lucha contra la ocupación no solo es un derecho, es un deber”.
- El modus operandi habitual de los grupos de resistencia palestina es mantener a la o las personas secuestradas con vida ya que solo de esa manera se convierten en moneda de cambio. El ejemplo más claro y reciente lo tenemos en la captura del soldado Gilad Shalit. Su negociación y puesta en libertad responde al procedimiento básico palestino con un objetivo y un método de actuación.
- La acusación por parte de Netanyahu hacia Hamas como responsables del secuestro al día siguiente del suceso resulta cuanto menos sorprendente por su rápida y eficiente “resolución”. Sin embargo, deviene sospechosa teniendo en cuenta que Hamas negó toda participación en esta acción. Además, sobre los dos autores según Israel, Marwan Qawasmeh y Amer Abu Aisha, existe una tupida confusión. Ambos son exculpados por sus familias quienes niegan su autoría. Sin embargo esto no ha sido impedimento para que esta mañana les hayan demolido la casa a las familias de ambos palestinos.
- El principal objetivo de Israel, independientemente del color de su gobierno ha sido y es crear la división entre el pueblo palestino. Desde los años 80 ha apoyado, directa o indirectamente, y de forma alternante a una de las dos fuerzas mayoritarias, Al Fatah y Hamas, con el único objetivo de enfrentarlas. Los representantes palestinos, a su vez, han ido siendo considerados por Israel desde legítimos representantes de su pueblo a terroristas reconocidos o personas non gratas: Yassir Arafat, Isamel Haniye e incluso Mahmoud Abbas han entrado en esa noria calificatoria que responde, exclusivamente al interés de Israel por ningunear y/o enfrentar a las fuerzas políticas palestinas entre sí y con su propio pueblo.
- La creación en Junio del gobierno de Unidad Nacional Palestino que acababa con las discrepancias existentes durante estos últimos 7 años desde que Hamas ganó unas elecciones de forma transparente y democrática constituyó un duro revés para losintereses de Israel y su objetivo básico de confrontar para dividir y debilitar al pueblo palestino. Ellos saben que la unión hace la fuerza de ahí su obsesión desde hace décadas por romper, a cualquier precio, esa unidad.
Y cuando decimos “cualquier precio” es lo que queremos decir. Ni más, ni menos.
A Israel, aunque lleva casi 70 años haciendo todo aquello que le place en territorio palestino sin que ninguna sanción le sea impuesta, le gusta tener alguna excusa para atacar a los palestinos. Eso le permite seguir manteniendo y fortaleciendo su discurso del “derecho a la defensa” curioso oxímoron por el que las fuerzas de ocupación se definen como “de defensa” mientras el pueblo ocupado, que lucha legítimamente en base a los principios del derecho internacional, es tildado de agresor.
Todos los gobiernos de Israel saben que un ataque a israelíes y si éstos además son jóvenes y bien aparentes, mejor que mejor, es razón más que suficiente para convencer al único sector que tibiamente y en alguna ocasión puede mostrar cierta oposición a las acciones militares israelíes contra los palestinos, los sionistas de izquierdas. También son conscientes que ante el mundo y sus, aparentemente, bienintencionados gobiernos, una excusa de este tipo les permite, en primer lugar, seguir manteniendo su papel de víctima universal y única y, en segundo lugar, atacar sin oposición internacional, cuando no con su apoyo explícito, al pueblo palestino.
Por eso, resulta evidente que esta acción solo tiene un gran beneficiario: el proyecto sionista de Israel. Y, por ende, no resulta difícil deducir la autoría de esta acción.
Si en estos últimos 19 días el Tsahal[3] ha asesinado a ocho palestinos y encarcelado a más de quinientos, qué no hará a partir de ahora. Lo más probable es que durante los próximos días asistamos, una vez más, a un despliegue de fuerza desproporcionada que lo único que persigue no es “dar una lección a los palestinos”, acto que en todo caso es considerado como una crimen de lesa humanidad al ser un castigo colectivo cometido, además, sobre población civil indefensa, sino seguir implementando el plan de limpieza étnica detalladamente descrito por Ilan Pappe[4], en su libro “La limpieza étnica de Palestina”.
La planificación de la expulsión del pueblo palestino de sus tierras y la expropiación de sus tierras y pertenencias lleva más de un siglo implementándose. Éste no será más que otro triste capítulo llevado a cabo ante el silencio cómplice de la comunidad internacional.
[1] Escritor israelí co-fundador del alternative information centre (AIC) único colectivo antisionista formado por israelíes y palestinos. Defensor del estado binacional y varias veces encarcelado por Israel debido a sus escritos y acciones políticas.
[2]Parlamentaria palestina en la Knesset, miembro del partido político Balad.
[3]Ejército israelí conocido como “Fuerzas de defensa de Israel”
[4] Profesor e historiador israelí exiliado en Gran Bretaña por los continuos ataques sufridos desde la comunidad judía sionista por defender sus tesis criticando duramente las bases sionistas y racistas delestado de Israel.