Salvador López Arnal, Rebelión.- La Junta directiva del Barça practica el neoliberalismo a lo largo y ancho de su cada vez más amplia área de acción. La pela es la pela y el euro es el euro, con o sin independencia. Los principios están para ser revisados permanentemente. Queda muy bien hablar de ellos, aunque las prácticas consistentes son otra cosa, asunto de estúpidos e idealistas.
Pero no es sólo el neoliberalismo. Hay más ismos en esta junta. El sionismo parece ser uno de ellos. Asoma con intermitencia.
Se ha levantado una razonable polémica en la ciudad de Durruti y López Raimundo por una supuesta invitación del Barça –confirmada-no confirmada, por la Junta del club- a un militar israelí para el clásico, ya nada clásico, del próximo 7 de octubre contra el Madrid [1]
Se trata de Gilad Shalit. No es un soldado. De eso nada. Es un sargento en activo del Ejército del Estado racista y anexionista de Israel. El militar ha expresado su deseo de acudir a un partido del Barça, lo ha anunciado a bombo y platillo en alguna red social, y parece ser que el club azulgrana está dispuesto a complacerle (aunque no diga nada, lo oculte o lo digo solo con la boca pequeña: los de Qatar Foundation estarán que trinarán).
Parece ser que un ex ministro israelí –desconocemos su nombre, pero ¡todo un ex ministro!- “se había dirigido a Protocolo del Barcelona para solicitar una invitación para Shalit con vistas al clásico”. Curiosamente, aunque no ha sido aún cumplimentada, la petición ha sido aprobada (Eurosport, diario Sport). ¿Y cómo es eso posible? ¿Aprobar sin solicitar? ¿El mundo de Alicia en el país del disparate y el servilismo? De hecho, en la asamblea de socios compromisarios del Barcelona del pasado sábado 22 de septiembre, un asistente preguntó al presidente Rosell-Qatar si era verdad que el soldado israelí -es decir, el militar israelí que no soldado- había sido invitado. La respuesta de la presidencia fue negativa: no. ¿Qué significa aquí “no”? ¿Sí?
¿Y quién es ese tal Gilad Shalit? ¿Un angelito pacifista amante del deporte profesional de calidad? Más o menos: un tanquista que disparaba sobre Gaza causando víctimas mortales, civiles en su gran mayoría.
Se afirma de él en ocasiones que ha sido un rehén secuestrado por el terrible grupo Hamas. No es el caso: Shalit ha sido un prisionero de guerra, de la guerra que desde hace más de 60 años Israel sostiene contra Palestina y sus vecinos. Shalit, pese a su delicada salud, quiso formar parte de una unidad de combate del Ejército de Israel. No es, en ningún caso, un simple ciudadano israelí sino un sargento mayor de un Ejército anexionista y con prácticas criminales.
De hecho, es el único militar israelí que ha estado prisionero durante los últimos años. Se ha hablado de ello urbi et orbe. ¡Los palestinos son muy malos! ¡Los de Hamas son terroristas, nada que ver con las prácticas democráticas de Israel! Empero, se sigue manteniendo un silencio casi absoluto sobre “los 4.660 prisioneros palestinos que están encerrados en las cárceles israelíes”. Entre ellos, 210 niños, 6 mujeres y 20 diputados palestinos. A quién le importa lo que yo haga, cantaba-gritaba Alaska y Dinarama.
Y aún hay más nudos en esta triste historia. Para intentar rescatarlo, el Ejército del Estado anexionista y racista desencadenó en 2006 la operación “Lluvia de Verano”: 405 palestinos fueron asesinados, el 60% eran civiles [2]. Nada, una nota a pie de página, para olvidar el fin de semana.
Razonablemente, las asociaciones propalestinas catalanas han solicitado a Rosell-Qatar que retire la invitación. Shalit, señala Jorge Sánchez, del colectivo Boicoteo, Desinversión y Sanciones (BDS), “no es un simple ciudadano israelí, sino un sargento mayor”. Sánchez se sorprende de la empatía del club. No debería sorprenderse. Están hechos de esta pasta servil y moldeable.
Por si hubiera duda sobre la invitación, doña Pilar Rahola -uno de los personajes más destacados del top-10 de la Internacional sionista, al lado, muy cerca, de don José María Aznar- la ha disuelto. La omnipresente y todopoderosa cortesana del poder (¿futura ministra de Cultura en una Catalunya independent y convergente?) ha precisado que el Barça -¡el Barça que dice no saber nada o poco del tema!- le había pedido que fuese su anfitriona. Ella está encantada. Su respuesta: “es para mí un honor… le acompañaré a la tribuna y le introduciré en la historia del Barça y del país”. ¿Se imaginan la historia que les contará? Que sea un honor para ella ser la anfitriona de un sargento militarista es netamente consistente con su cosmovisión vomitiva. Nada chirría en este lodazal de porquería.
Sugerencia para la ciudadanía: si fuera así, si el Barça finalmente siguiera adelante con su detalle “humanista”-antihumanista, no vayan al campo o no vean el partido. No se lo merecen. ¡Que les den, que les demos en el trasero y en su injustificado prestigio!
Nota:
[1] I. Cembrero/ R. Besa, “Un incómodo espectador” http://deportes.elpais.com/deportes/2012/09/25/actualidad/1348599049_550484.html
[2] La operación “Lluvia de verano” -¡qué infamia semántica!- fracasó. El sargento mayor Shalit fue liberado en octubre de 2011. Para conseguirlo, Israel tuvo que excarcelar a 477 presos palestinos, “muchos de ellos en detención administrativa sin haber sido juzgados”.