I. Cembrero / R. Besa, Madrid/Barcelona 25 de septiembre de 2012.- La anunciada presencia del sargento israelí Gilad Shalit en el clásico Barcelona-Madrid del 7 de octubre, en el Camp Nou, ha provocado la repulsa de las asociaciones propalestinas y se ha convertido en un asunto de difícil gestión para el club azulgrana. El militar, cautivo durante un lustro del grupo Hamas en la franja de Gaza, es un acérrimo hincha culé que ha echado mucho de menos a su equipo durante los años de su máximo esplendor (2006-2011). Shalit ha expresado su deseo de acudir a un partido del Barça y el club azulgrana está dispuesto a complacerle.
Fuentes de la entidad barcelonista confirmaron ayer a este diario que un exministro israelí se había dirigido a Protocolo del Barcelona para solicitar una invitación para Shalit con vistas al clásico. Aunque todavía no ha sido cumplimentada, la petición habría sido aprobada, tal como anunciaron la cadena televisiva Eurosport y el diario Sport. Implícitamente, la propuesta también fue difundida en Facebook por la Associació Catalana d'Amics d'Israel. Pilar Rahola, exdirigente de Esquerra Republicana de Catalunya, llegó a precisar que el Barça le había pedido que fuese su anfitriona (“es para mí un honor”, dijo; “le acompañaré a la tribuna y le introduciré en la historia del Barça y del país”).
Durante la asamblea de socios compromisarios del Barcelona, el sábado, un asistente incluso preguntó al presidente, Sandro Rosell, si era verdad que el soldado israelí había sido invitado. La respuesta fue “no”. Un portavoz del club explicó ayer que Rosell no tenía constancia en ese momento de la petición recibida en Protocolo.
El delegado general de Palestina en España, Musa Amer Odeh, también se interesó por la posible invitación y obtuvo una respuesta más alambicada. “Me dijeron que habían repartido invitaciones vips no nominales a una asociación, cuyo nombre no se me especificó, y que esta, a su vez, podía entregar una a Shalit”, afirmó por teléfono.
Las asociaciones propalestinas han solicitado por carta a Rosell que retire la invitación a Shalit, que, pese a su delicada salud, quiso formar parte de una unidad de combate del Ejército de Israel. Shalit, de 26 años “no es un simple ciudadano israelí, sino un sargento mayor”, se recuerda a Rosell en una carta redactada por Jorge Sánchez, de Boicoteo, Desinversión y Sanciones (BDS), que recoge firmas en las redes sociales. Sánchez se sorprende de la empatía del club “hacia el único soldado israelí que ha estado en cautiverio durante los últimos años (…) mientras mantiene un silencio absoluto hacia los 4.660 prisioneros palestinos que están encerrados en las cárceles israelíes, entre los cuales hay 210 niños, seis mujeres y 20 diputados”.
“Shalit era tanquista y disparaba sobre Gaza causando víctimas mortales, en su gran mayoría civiles”, prosigue Odeh, el delegado palestino. “No ha sido un rehén secuestrado, sino un preso de guerra”, sostiene, indignado.
No se le aplicó la Convención de Ginebra. Para intentar rescatarlo, el Ejército israelí desencadenó la operación Lluvia de Verano (de junio a noviembre de 2006), en la que murieron 405 palestinos, el 60% civiles. Fracasó y Shalit no fue liberado hasta octubre de 2011 a cambio de la excarcelación por Israel de 477 presos palestinos, muchos de ellos en detención administrativa sin haber sido juzgados.
“Las protestas durante el partido de baloncesto Barça-Maccabi de Tel Aviv [en febrero de 2011 en el Palau Blaugrana] van a ser poca cosa comparadas con las que preparamos en el Camp Nou”, anuncia BDS. Aquel encuentro fue interrumpido por espectadores con banderas palestinas. También tiene la intención de solicitar a Qatar Foundation que deje de patrocinar al Barça.
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