Ana Carbajosa, Jerusalén, 12 nov 2012.- Ahmed Yabari, el todopoderoso jefe del brazo militar de Hamás, ha muerto este miércoles en uno de los llamados asesinatos selectivos del Ejército israelí. Hacía días que el Gobierno de Benjamín Netanyahu amenazaba con un gran ataque sobre Gaza, ante la continua lluvia de cohetes procedentes de la franja. Pocos esperaban sin embargo un golpe de semejante magnitud y de consecuencias tan imprevisibles. Las especulaciones sobre una agresión israelí a gran escala sobre Gaza, similar a la del Plomo Fundido se dispararon nada más conocerse la muerte de Yabari.
“Israel ha abierto las puertas del infierno”, adelantó la Brigada Ezedin el Kasam, el brazo militar de Hamás en un comunicado. Acto seguido, Israel aclaró que la operación bautizada Pilar defensivo no había hecho más que empezar, que planeaban atacar nuevos objetivos y que estaban preparados para lanzar una ofensiva terrestre “si fuera necesario”, en palabras de los portavoces militares. El Ejército desplegó tropas de tierra en el sur del país y llamó a los reservistas, según detallaron los medios israelíes.
Yabari era uno de los hombres fuertes de la franja. Marcaba no sólo el paso el militar, si no también el político en el movimiento islamista Hamás, el que acapara todo el poder en Gaza, según numerosos observadores. A Yabari fue además una pieza clave en la captura del soldado israelí Gilad Shalit y en las posteriores negociaciones que desembocaron en su liberación.
El jefe militar Yabari murió por los disparos de la aviación israelí mientras circulaba junto a un acompañante en coche por la ciudad de Gaza. Las imágenes que llegaban de la franja mostraban el esqueleto de un coche calcinado rodeado por una multitud. “El propósito de la operación ha sido dañar la cadena de mando del liderazgo de Hamás, así como su infraestructura terrorista. Ha sido una operación quirúrgica”, indicó el Ejército israelí en un comunicado. Fuentes militares añadieron que el ataque fue posible gracias a información precisa, obtenida por el espionaje israelí durante meses. Horas después, la aviación israelí bombardeó arsenales en la franja pertenecientes presuntamente a Hamás. En total, el Ejército alcanzó 20 objetivos en la franja y mató al menos a nueve personas, incluido Yabari, su asistente y una niña.
El presidente palestino, Mahmud Abbas, pidió anoche una reunión de urgencia a la Liga Árabe. Los ataques israelíes se producen horas después de que la mediación egipcia lograra arrancar un alto el fuego en las últimas horas. El Cairo habría logrado que Israel y los grupos armados palestinos acordaran una precaria tregua después de cinco días de fuego cruzado, que dejaron siete palestinos muertos y causaron heridas a ocho israelíes. La muerte de Yabari ha hecho trizas la tregua.
El primer ministro Netanyahu reunió este lunes a decenas de embajadores extranjeros en el sur del país para ofrecerles su visión de los peligros a los que se enfrentan los israelíes que viven cerca de la franja de Gaza, la zona donde caen los cohetes que lanzan los grupos armados. En aquel encuentro, Netanyahu advirtió de que haría lo necesario para defender a sus ciudadanos. La advertencia fue interpretada como un esfuerzo preventivo de hacer digerible una operación militar venidera.
Fue en las navidades de 2008-2009 cuando Israel lanzó la entonces bautizada operación Plomo Fundido, que dejó 1.400 palestinos y 13 israelíes muertos, la mayoría civiles y que provocó la condena de buena parte de la comunidad internacional, que consideró el ataque desproporcionado. Aquella operación nació de un contexto muy similar al actual. Se produjo según Israel para poner fin al lanzamiento de cohetes, como los que en los últimos días han salido disparados en dirección a Israel. Y sucedió semanas antes de que los israelíes fueran llamados a las urnas para elegir nuevo Gobierno. El 22 de enero es la fecha fijada para las próximas elecciones en Israel. Netanyahu, el actual primer ministro derechista, que cultiva con su retórica la imagen de líder fuerte, al que no le tiembla el pulso a la hora de ordenar una ofensiva militar, se presenta a la reelección.
El contexto político regional ha cambiado respecto a 2008, sobre todo en Egipto, el país que comparte junto a Israel frontera con la franja de Gaza. La operación Plomo fundido fue posible gracias a la complicidad que brindó a los israelíes el régimen egipcio de Hosni Mubarak. La primavera árabe destronó al dictador egipcio y se llevó por delante la alianza egipcio-israelí. Las urnas encumbraron después a Mohamed Morsi, un presidente islamista, que aspira a liderar la causa palestina en el mundo árabe. Morsi es además el líder político de los Hermanos Musulmanes egipcios, la casa madre ideológica de Hamás. Ayer, el flamante presidente retiró a su embajador de Tel Aviv y convocó al embajador israelí en El Cairo. Los líderes en Gaza han consagrado el fin de su ostracismo político con el reciente espaldarazo político de Catar; un actor de creciente importancia en la región que también condenó anoche el ataque en términos muy contundentes.
Hamás, se hizo con el control absoluto de la franja por la fuerza en 2007, tras ganar las elecciones un año antes. Desde entonces, Israel ha sometido al más de millón y medio de habitantes de la franja a un bloqueo que impide la libre entrada y salida de personas y mercancías. El Gobierno de El Cairo ha aliviado el embargo con la reapertura parcial del paso de Rafah, en el sur de la Franja y el que conecta el estrecho territorio palestino con Egipto.
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