lunes, 12 de noviembre de 2012

Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel, por qué estamos a favor
Declaración de Junts, la Associació Catalana de Jueus i Palestins, de ámbito catalán, como IJAN, la Red Internacional Judía Antisionista.


Es cierto que a veces la palabra boicot da miedo.

El Boicot a Israel puede parecer una medida radical, pero la realidad para la población palestina de los Territorios Palestinos Ocupados, sea en Gaza -que sigue sufriendo un bloqueo ilegal- sea en Jerusalén o en Cisjordania, que padecen una asfixia de su economía y la fragmentación y conquista continua de su territorio, sea en Galilea, en los campos de refugiados y en el exilio, con sus diferencias, tiene en común el ser insoportable y cruel.

Por otra parte, la inacción y complicidad de la UE y de EEUU hacen necesaria una llamada a la sociedad civil organizada y al gran público –que puede ejercer su derecho a consumir o no- para que Israel cumpla con la legalidad internacional y así dar los pasos necesarios hacia un reglamento del conflicto.

¿Cómo es que algunos judíos apoyan al BDS?

Tanto Junts, la Associació Catalana de Jueus i Palestins, de ámbito catalán, como IJAN, la Red Internacional Judía Antisionista a nivel del Estado español e internacional y otros colectivos apoyan plenamente esta campaña.

Este apoyo surge de una misma lectura del “conflicto”, que podemos resumir en los siguientes puntos:

  • No se trata de un conflicto étnico

Como explica Schlomo Sand en su libro ¿Quién inventó el pueblo judío?, el pueblo judío no existe y nunca existió como tal sino que es y fue una comunidad parte, entre otras, de diversas naciones en el Mediterráneo y Europa. Los judíos y judías de hoy son descendientes de aquellos que antaño practicaban la religión judía, el judaísmo. Hoy en día, hay judíos catalanes, españoles, iraníes, argentinos e israelíes…pero también pobres y ricos… laicos y religiosos, pues la religión que fue su referente común ha dejado de serlo, a veces sustituida por el sionismo o por una simple adhesión al Estado de Israel, o por un vínculo a la memoria histórica o familiar.

  • No es un conflicto religioso

Ni un conflicto bíblico entre dos pueblos hermanos (y, para que conste, la Biblia no es un libro de historia para nosotros).

Judíos, Musulmanes y también Cristianos vivieron en paz durante siglos en la Palestina histórica y en todo el Oriente Medio compartiendo, con sus diferencias, una misma cultura. La convivencia en Palestina se fue degradando durante el siglo XX justamente con la colonización sionista y culminó en la ruptura con el plan de partición de NNUU y posterior proclamación del Estado de Israel.

  • No es un conflicto entre 2 partes iguales, sino que muy claramente existe una parte dominante y otra dominada, una ocupante y otra ocupada.
  • En cambio, Si que es un conflicto político y por lo tanto tiene solución política.

El Estado de Israel se creó a través de una conquista militar en 1948 con la consecuente expulsión de 600.000 palestinos y una política de terror y limpieza étnica que Ilan Pappe, historiador israelí, ha documentado en su obra “La limpieza étnica de Palestina”.

Se trata de un conflicto por la tierra derivado de la continua conquista territorial por parte de Israel, que día a día sigue ocupando nuevas tierras y expulsando población autóctona, usando por ello a los colonos y al muro. De hecho, Israel sigue sin fijar su frontera oriental. Esta colonización se gestiona a través de organismos como el Fondo Nacional Judío cuya misión es asegurarse que las tierras nunca dejen de estar en manos judías ni puedan ser trabajadas por los no judíos.
  • Si es un conflicto de origen colonial (y éste es un punto fundamental, que nos diferencia de cierto pacifismo israelí).
Desde su principio, el sionismo propuso al Imperio británico -la potencia colonial dominante- estar a su servicio en Oriente Medio, para impedir la unión de la nación árabe a la caída del imperio otomano, asegurar un control de los recursos naturales –el gas y el petróleo- y “acabar” con la cuestión judía en Europa. Israel ha seguido la misma política con Estados Unidos desde la segunda guerra mundial.
  • El sionismo sí es racismo

Somos antisionistas por ser, además de anticolonialistas y antiimperialistas, antirracistas.

El sionismo, la ideología que fundamenta el Estado de Israel, es una ideología racista y excluyente porque usa una argumentación nacionalista-religiosa para asegurar la dominación de un pueblo “elegido”, el judío, sobre los demás habitantes de Palestina Esta dominación se traduce en una estructura de estado, un arsenal jurídico y prácticas cotidianas de discriminación institucional que permite caracterizar al sistema como uno de SEGREGACIÓN/SEPARACIÓN es decir APARTHEID en lengua afrikáner.

El sistema también instituye una jerarquía étnico-cultural entre los propios judíos, con los judíos europeos blancos arriba de la pirámide y los orientales y africanos abajo. Los indígenas palestinos quedan excluidos de esa jerarquía.
  • El sionismo sí es militarismo
La guerra permanente ha conducido a una militarización de la sociedad israelí y a la creación de un complejo industrial militar que exporta sus técnicas y su tecnología de seguridad en el mundo entero, poniendo en peligro la estabilidad de la región y más allá.

¿Porqué es importante que participemos en esta campaña BDS?

Porque la propaganda de Israel pretende, por voz de sus dirigentes, representar y hablar en nombre de todos los judíos del mundo, no solo de los judíos israelíes, y actúa para justificar un pretendido Estado judío, excluyendo a todos los ciudadanos que no lo son. Nosotros, como ciudadanos y ciudadanas europeos, judíos o de origen judío, no les elegimos y por lo tanto, no aceptamos que hablen en nuestro nombre. No les reconocemos ninguna legitimidad.

Porque Israel dice ser un lugar seguro para los judíos del mundo, cuando en realidad ese es el lugar en que las personas sufren la mayor inseguridad por el simple hecho de considerarse judíos. Es su política la que está fomentando manifestaciones de judeofobia, tanto en las banlieues francesas como en el mundo arabo musulmán y en el mundo no occidental, que ve cómo EEUU y Europa aplica un doble rasero en el caso de Israel y le permiten gozar de impunidad en sus violaciones del derecho internacional.

En realidad, Israel agita el miedo entre los judíos del resto del mundo para que emigren a Israel, pero la mayoría de ellos prefieren vivir en sus respectivos países, y en EEUU mismo se oyen cada vez más voces críticas hacia la política israelí de apartheid, así como menos identificación y recaudación, lo que preocupa al movimiento sionista mundial. Incluso el apoyo incondicional de EEUU hacia Israel podría tener fecha de caducidad.

Porque para descalificar el movimiento de solidaridad con Palestina y criminalizar la campaña BDS, como en Francia, Israel agita la bandera del antisemitismo. Es decir pretende etiquetar cualquier crítica hacia el Estado de Israel como antisemitismo para descalificarla e incluso afirmar que el antisionismo es antisemitismo, cuando las dos cosas son claramente diferentes: el antisemitismo es una política activa de discriminación y persecución de los judíos que se dio por razones religiosas primero y políticas después con la extrema derecha y el nazismo. Es una política contra las personas, contra el colectivo antes mencionado y lo fue también contra una idea que muchos judíos y judías defendieron activamente: el socialismo.

Mientras que el sionismo es una idea nacida en Europa como reacción al antisemitismo del final del XIX, que se traduce en un proyecto concreto de colonización de un territorio: la Palestina histórica, ya ocupada por un pueblo, el palestino. Ser antisionista, es cuestionar la legitimidad de ésa idea y del proyecto que sustentan el Estado de Israel; no es de ningún modo ser antisemita ni mucho menos estar contra los judíos, pues algunos judíos también son antisionistas (mientras que algunos sionistas no lo son).

La lección que sacamos de la persecución nazi es la necesidad de la lucha y la resistencia contra todas las formas de racismo y discriminación, así como la solidaridad con los pueblos oprimidos, y no el apoyo a ultranza a un Estado, Israel, que tiene la discriminación en sus fundamentos.

Hoy en día, llama poderosamente la atención el hecho que los antisemitas históricos, es decir la extrema derecha europea y americana, manifieste explícitamente su apoyo a Israel –sea por voz de Aznar o Berlusconi en Europa occidental, en Europa del Este, o a través de los evangelistas y neoconservadores norteamericanos- en comunión contra el Islam o contra los inmigrantes…. También aquí en Cataluña, el sionismo se beneficia de apoyos políticos de sionistas no judíos, de sectores del catalanismo que simpatizan con Israel…

Por todas éstas razones IJAN y Junts apelan a apoyar la campaña BDS.

Esta campaña no ataca a las personas: al contrario, es un medio no violento mediante el cual la sociedad civil puede expresar su rechazo a un Estado opresor y racista, cuyos fundamentos y acción no son democráticos, y a la vez manifestar su solidaridad con la población palestina, para sentar las bases de una convivencia en Libertad, Igualdad y Justicia en ese lugar del mundo.

8 de noviembre 2012

www.judiosantisionistas.org
www.acjp.cat